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EL ALMIREZ

¿Sabe usted qué es un “almírez”? ¿¡Cómo que no sabe…!? ¡Si tiene uno en la casa!

Nos han comentado nuestros lectores que les gustó mucho el artículo que escribimos sobre las tortillas, artículo que llamamos: “Del metate a la tortillería”. En él describimos cómo la tecnología fue haciendo cada vez más amable la vida para nuestras amas de casa, haciendo desaparecer poco a poco todas aquellas cosas que las hacían trabajar de más, porque pues, no había de otra...

Pero hoy vamos a hablar del “almírez... Un mortero más pequeño que el metate, hecho de piedra volcánica y que se ha usado para las ricas salsas caseras... Adivinó usted bien... Hablamos del molcajete.

Los conquistadores tenían en la lejana España, un mortero parecido que llamaban “almírez” y aplicaron este nombre al mortero que usaban los indios de México. Así pues, hasta el Siglo XIX las familias de abolengo le llamaron “almírez” y la gente del pueblo siguió usando el nombre original de esta tierra: el molcajete.

El popular molcajete es un artículo muy primitivo, pero que no se ha dejado borrar del mapa por la tecnología moderna; pues aunque hace muchos, muchos años, llegó a nuestra cocina la licuadora, la pica-lica y mil tipos de rebanadoras, picadoras y molinos caseros, el molcajete ocupa un lugar de honor porque para la familia, no hay nada más sabroso que un típico molcajete al centro de la mesa; rebosante de salsita picante, que a puro taquito y cuchara nos hemos de acabar, y si son de harina las tortillas hechas taquito con salsa..., ¡uf!

No nos va usted a negar, señora ama de casa, que al “viejo” y a los niños, les encanta ese chilito y tomate asado y molido; ese sabroso guacamole puesto al centro de la mesa como un regalo de las mágicas manos de la mujer mexicana, para disfrute de su familia.

El molcajete es artículo de lujo al centro de cada mesa de los hogares, de los restaurantes, es la “mexican curios” que más asombra a los extranjeros, es y seguirá siendo lo que queda de nuestras tradiciones indígenas, y con satisfacción y orgullo lo seguimos usando aunque a su lado esté por ahí, verde de envidia, la orgullosa licuadora...

¡Ah...! ¡Molcajete, guacamole y salsas...! Y si las tortillas son de harina..., ¡ni me las calienten!

¿Gustan ustedes un taquito...?

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