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HERRAMIENTAS DE LABRANZA

En el mes de mayo de 1999, Anáhuac, N.L., cumplió los 68 años de su Fundación. Es Anáhuac un municipio agrícola, y está lleno de recuerdos sobre herramientas que se usaron desde sus primeros días. En este espacio, vamos a recordar las técnicas para trabajar la tierra y los aparatos agrícolas que vemos ya sólo como piezas de museo.

La tecnología agrícola ha evolucionado muy lentamente en nuestro país porque si bien es cierto que hay agricultores que poseen modernas máquinas para trabajar la tierra, también es cierto que son sólo unos cuantos. Antiguamente, escardar la tierra para suavizarla y poder hacer surcos, era el primer imposible; así que se usó un instrumento desde hace miles de años llamado “COA”, que era un palo con punta. Cuando llovía. Se aprovechaba que la tierra estaba húmeda para clavar la “coa” en el suelo suave e ir dejando caer dos o tres semillas. Al poco tiempo se tenía una parcela bien sembrada aunque con las plantas no tan ordenadas en fila como hoy las vemos.

La coa poco a poco se hizo a un lado cuando los españoles trajeron el arado, aparato tirado por bueyes o mulas con el que escardaban y hacían los sucos. El arado español se mantuvo así hasta nuestros días, y aunque es una tecnología de hace 500 años, todavía se usa por un gran número de campesinos. Actualmente, la coa se utiliza principalmente para la siembra en laderas de montañas, llamadas “cuamiles”. Los “cuamileros” van con una coa haciendo pozos y dejando caer la semilla y al poco tiempo, los cerros se llenan de plantas de maíz.

Hoy vemos tractores que hicieron a un lado a los bueyes y mulas; y arado y escardilla de discos que hicieron a un lado el de picos; y si antes se trabajaba surco por surco, estos tractores los van trabajando de cuatro en cuatro y hasta más; de tal modo que lo que antes se hacía con mucho trabajo y días de sacrificio, hoy se hace en cuestión de horas. Ahora los tractores traen cabina para que el agricultor no se asolee ni lo moleste el polvo, y ¡hasta clima para que trabaje cómodamente!

¡Ah, que tiempos aquellos en que los agricultores trabajaban a puro brazo el arado! ¡Ah, qué tiempo aquél en que se sufría como una bestia para hacer producir la tierra!

Vayan estos recuerdos como un homenaje a los viejos anahuaquenses y demás agricultores del país que con su sudor y paciencia, fueron los verdaderos fundadores de este municipio de Anáhuac, N.L. y de esta nación; tierra de hombres esforzados, como ya casi no los hay.

Esta fue una aportación a nuestra página gentilmente presentada por don Josué Palomares López, amigo de todos nosotros y cronista extraoficial, que modestamente está contribuyendo a la poesía y crónica de su pueblo.

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