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EL PASTEL DE BODAS

El indispensable pastel de bodas es una milenaria tradición que tuvo orígenes en la superstición de los pueblos antiguos.

En Roma, se acostumbraba un ritual en que la pareja de contrayentes comía un pastel de harina y sal mientras la mujer sostenía unas espigas de trigo en la mano. El comer juntos aquella pieza no muy grande, significaba la felicidad, y las espigas de trigo significaban la fertilidad que se manifestaría en hijos.

Se cuenta que el pastelillo no siempre era nada más comido por la novia sino que se le arrojaba en la cara como si fuera una escena de películas cómicas de nuestro tiempo; pero no era el objetivo hacer burla de la mujer, sino era una forma de desearle felicidad y muchas bendiciones.

Tiempo después, las panaderías elaboraban pastelillos especiales para bodas que, o eran comidos por los invitados, o eran hechos migajas para arrojar a la novia; costumbre que fue cambiando hasta llegar al arroz de nuestros días. Pero durante la Edad Media, la pobreza y escasez en que cayeron las poblaciones los pastelillos de boda se convirtieron en bollos para comerlos, dar a los niños, o repartir entre los pobres.

En Inglaterra se acostumbraba apilar bollos y galletas en un montón que entre más alto fuera, hablaba mejor de la valía social y económica de los desposados. Allí fue cuando un cocinero francés, observando lo incómodo de aquel montón de golosinas de harina, ideó la elaboración de un pastel de varias piezas superpuestas y así fue que nació el pastel como hoy lo conocemos, que se convirtió en el símbolo de una boda que entre más alto o abundante fuera, así también sería la felicidad de prosperidad y número de hijos que esperaba a la pareja de novios.

El pastel de bodas, convertido en una obra de arte de la repostería fina, pasó a Inglaterra, pasó a España, y llegó a tierras americanas como una tradición que fue adoptada plenamente por el pueblo mexicano que hasta nuestros días, mantiene su origen mágico que hasta la fecha, es la expresión de una creencia, de una superstición.

¿Recuerda usted su pastel de bodas? La realidad es que la magia empieza cuando la familia no quiere dejar pasar ni un detalle, ni una necesidad como los son los trajes de uno y otro, del ramo, del arroz que hoy se arroja como deseos de prosperidad y abundancia. La familia, siempre atenta a que no falte el símbolo de la felicidad y la buenaventura con mucha descendencia.

A todas la jóvenes parejas: desde este programa les deseamos un gran pastel y les deseamos que Dios los bendiga y los llene de hijos.

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