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TANTO VA EL CÁNTARO AL AGUA...

No hay que tentar a la suerte ni vivir en eterno desafío. Aquél que presume de que nunca pierde, de tanto intento un día se va a estrellar contra el infortunio.

Un alumno me decía: "Yo siempre nado después de comer y nunca me he ahogado..." -Era un niño que aún no sabía que sólo se ahoga una vez...

Un amigo me decía: No he encontrado un pelao’ que sea más hombre que yo... Era muy joven y no sabía que de tanto jugar con lumbre un día se iba a quemar. Hoy descansa en el panteón.

Tuve unos vecinos muy felones. El mayor se fue a Texas huyendo de una fechoría. Allá siguió su vida de desorden y lo mataron. El hermano menor era un pendenciero, peleonero, pandillero y todo lo que acabe en “ero”, y no agrego una palabra más por respeto a mis lectores. Varias veces lo eludí pues quería pelear conmigo solamente porque advirtió las sonrisas coquetas que su hermana me dirigía a escondidas. El estaba loco, yo no; aparte, que ni intenciones tenía con su guapa hermanita. Se fue a Texas a vengar a su hermano. Lo mataron también.

Una muchacha se ufanaba de su vida disipada y sus técnicas para manipular a los hombres. Hoy complicó mucho su vida; es tres veces madre soltera...

Nadie puede andar entre el fuego sin quemarse... “A quien anda entre la miel, moscas se le pegan”. Porque...

Tanto va el cántaro al agua, hasta que se quiebra...”

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