Yo creo que todos hemos tenido al menos un amigo de esos muy cargaditos, que tratan constantemente de ponerte en aprietos con bromas y chistes tratando de exhibirte como un tonto ante los demás; pero eso sí, juran que son muy amigos tuyos, casi tus hermanos.
Así pues, entre broma y broma, te pueden exhibir de homosexual, mañana de mujeriego, luego de borracho, pasado mañana de desobligado, o hasta pueden sugerir que tu esposa te engaña. Cuando te empiezas a poner serio, con una risotada y una palmada en tu espalda, declaran que todo es una broma. El mundo está lleno de estos patanes.
Corte por lo sano… Mejor, búsquese otro amigo.
Y entre broma y broma, te pueden decir que su vieja los engaña con el carnicero, con el cartero, con el abonero, con el rentero; que incluso hasta hace meses no da la renta, no paga la carne ni los muebles que sacó en abonos pero que parece que no hay problema.
Mejor, búsquese amigos más sanos...
Hay mil maneras de callarle la boca al que te acusa de algo; por ejemplo: que el león cree que todos son de su condición.
Cuando te acusan de falta de hombría, conteste que de lo que te sobra repartes...
Cuando te dicen y te presumen que son un portento de machismo y hombría, hay que contestarle que el hombre presume de todo aquello que le falta.
Pero no debemos tolerar amigos que no son capaces de tener una conversación seria, sana; hay que mandarlos al Diablo pa’ que lo entretengan. Porque si somos débiles y dejamos que nos calienten la cabeza, no sabemos por donde, pero las iras o la verdades van a saltar ante nosotros.
Recuerden que hay hombres que meten aguja para sacar hilo; que dicen mentiras para sacar verdades. ¡No se dejen!. Porque...
“Entre broma y broma, la verdad se asoma...”
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