Estimados radioescuchas de Tradiciones y Costumbres de Nuevo León: Hoy vamos a hablar del chaparro amargoso; pero, no, no piensen mal, no estamos hablando de algún vecino que usted conoce que se distingue por su mal genio; no… El chaparro amargoso es un matorral que habita las zonas semiáridas del norte de México y es también conocido como “bisbirinda”.
La bisbirinda o chaparro amargoso, crece de uno a dos metros de alto y se distingue por su color cenizo, de pocas hojas y enormes espinas, de hecho, cada ramita termina en punta espinosa; así se defiende de cabras y reses y con su poco follaje, se defiende también de las sequías. En tiempo de floración le sale una flor roja que al terminar de desarrollarse deja un fruto, una bolita de radiante color rojo. ¿Ya se acordó de qué matorral estamos hablando?
Uno de los males relacionados con esta planta es la diarrea; la diarrea, que nos asalta repentinamente y no puede esperar a cierta hora o lugar. Te atrapa con tanta urgencia, que no admite espera y empieza el “corredero” en busca de dónde rendir tributo a la madre Tierra pues se acompaña con cólicos y otras molestias en el bajo vientre y no es solución ir al sanitario pues a los pocos minutos andaremos igual con el “corre – corre”. La deshidratación y la muerte nos amenazan; por lo pronto, lo mejor que podemos hacer es tomar mucha agua para reponer los líquidos que estamos perdiendo rápidamente. Hay que acudir a un té de hojas de guayaba, a comer guayaba, a tomarse una tacita de té de cáscaras de granada, a masticar la hierba amargosa y una docena de remedios más dictados por la medicina tradicional.
Pues bien, el chaparro amargoso ya era usado a manera de cocción por los indios de estas regiones norteñas para combatir males intestinales como la diarrea. A la llegada de la era moderna donde todo es sometido a laboratorios para estudiar todas sus posibles virtudes curativas, se descubrió también que el chaparro amargoso o bisbirinda es también el más potente remedio contra las amibas.
Hay veces que no es la simple diarrea sino la población de amibas que ha tomado posesión de nuestro organismo; y no precisamente del aparato digestivo sino que pueden atravesar toda pared interna y alojarse en el hígado, en el páncreas y hasta en los ojos. Las amibas que se manifiestan por dolores intestinales son una de las causas de las diarreas constantes.
Una forma de preparar el remedio para este mal, es el siguiente: Una taza de bizbirinda bien picadita, una taza de mezcal o de tequila. Se revuelven bebida alcohólica y planta y se ponen no a cocer, sino a reposar en un frasco de vidrio debidamente cerrado durante diez días. Al vencer este plazo, se cuela, y se va vaciando en un frasco gotero.
Para tomar este remedio debe tomarse en cuenta el peso del enfermo pues se le da una gota por cada kilo de la mitad de su peso. Es decir, si pesa cincuenta kilos, se le darán veinticinco, si pesa, setenta, se le administrarán treinta y cinco gotas. No más… Las gotas se revolverán en un poco de agua azucarada o de jugo lo suficiente para beberse de un trago, pues su amargo sabor no permite que se saboree. Luego, enjuague de boca para lavar los restos del fuerte sabor que hayan quedado y listo… Se tomará las gotas antes de cada alimento. Se deberá tomar durante diez días y suspender el tratamiento. Si el mal persiste, sólo se tomará otros diez días pues esto es el límite.
Generalmente, desde los primeros diez días la desparasitación fue un éxito y las peligrosas amibas y sus diarreas, no volverán.
Sin embargo, aquí solamente comentamos los remedios tradicionales; no estamos dictando recetas. Por eso, siempre le hemos de decir, en estos tiempos en que proliferan clínicas y consultorios, mejor: Consulte a su médico y deje estas curaciones para otros tiempos y otros lugares donde la medicina moderna no ha llegado.
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