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CADA QUIEN SU MÚSICA...

Hay muchos dichos en el ingenio popular para invitar a respetar las tendencias y gustos ajenos, como aquél que reza: “Cada quien su música”, y se apoya más con aquello de que “En gustos se rompen géneros...”

En este tiempo en que la sociedad debería haber ya alcanzado la suficiente madurez como para no hacer materia de discusión las preferencias ajenas, debemos asomarnos al cómo los antiguos se explicaban el mundo para no entrar en desacuerdos. En esta materia entrarían las preferencias políticas, musicales, culturales, y hasta sexuales.

Que a aquella no le gustan los hombres; o a este no le gustan las mujeres: bueno, cada quien su música...

Que aquél anda en otro partido político: bueno, cada quien su música...

Que aquél le gusta la música colombiana y se siente loco, chúntaro, cholo, chundo y danza de gavilán, de avioncito al son del tibiritabara: bueno, cada quién su música...

Que aquél padece el “síndrome de Cantinflas” y viste pantalones muy anchos y de un encuarte que le arrastra por los talones; o aquella anda con la pretina del pantalón tan baja que se le saltan los huesos de las íngles; bueno pues cada quien sus gustos...

Que algunos se tiñen el pelo y se peinan de tal manera que parecen gallinas matadas a escobazos o aquella le faltan orejas para colgarse hasta el aro del perico y así se sienten sensacionales: bueno, pues cada quien su música...

Sabios consejos en los dichos que nos enseñan a tolerar a los que no piensan como nosotros, a los que no visten, ni bailan, ni se arreglan, ni serán de algún modo como nosotros; y sin embargo, son igual que nosotros. Lo único que nos distinguen son las preferencias pero pues...

“Cada quien su música; pues en gustos, se rompen géneros”

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