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¿CIGARROS PARA LA TOS?

Era el año de 1964, en la escuela Eutimio González me estrenaba como profesor de instrucción primaria y aquél trabajo se ubicaba al extremo norte de San Nicolás de los Garzas

(Ya se..., muchos van a decir que es de los Garza, no de los Garzas. Pero no, el acta de fundación dice “de los Garzas” y tiene la validez de un acta de nacimiento. Lo que ahí diga, así es, aunque lo quieran tapar los puristas de la Lengua Española)

Bueno, después de esta muestra de rijosidad en defensa de documentos de la historia, les diré que era el medio en que trabajaba un sector de familias pobres pues la mayoría eran hijos de peones, lecheros, y uno que otro obrero o agricultor.

Un alumno mío de nombre Manuel, un niño de siete años, era el típico zagal de resortera en la bolsa trasera del pantalón que se pasaba su tiempo libre cazando pájaros, palomas y ardillas. Aquella mañana, creí ver algo sospechoso en la bolsa de su camisa escolar y lo llamé para aclarar dudas. No..., no estaba equivocado, lo que traía en la bolsa era una cajetilla de cigarros.

_ ¿Porqué trae cigarros, Manuel? -le pregunté entre curioso y regañón.

_ Son míos... Me los compró mi papá. -Me dijo con gran naturalidad.

_ Pero, ¿es que no sabe que un niño no debe fumar porque sus pulmones aún son tiernos y los puede dañar?

_ No, pero son estos cigarros “Gratos” -me contestó ya un poco en guardia.

_ ¿Y qué tiene que sean “Gratos” ¡No debe de fumar! -le contesté con autoridad.

_ Es que estos cigarros son para la tos -me aclaró. Estos cigarros son mentolados y la menta es buena para la tos. -me ilustró.

Como sea, me dio los cigarros con la promesa que no me iba a quedar con ellos (hasta eso...), sino que se los devolvería a su mamá; como así fue. Tras hablar con la sencilla señora, Manuel, no volvió a fumar.

Pues sí, amigos que nos escuchan. Hubo un tiempo en que el pueblo creyó sinceramente que los cigarros mentolados eran un remedio para la tos. Tan en serio creían en esto, que hasta a sus niños enfermos los ponían a fumar. Por aquellos años de los cuarenta hasta los sesenta, hasta los que no fumaban se compraban sus cajas de cigarros para curarse de la tos. ¿Qué les parece?

No cabe duda que seguir consejo de personas no informadas nos lleva extremos como el de este ejemplo; porque, ¿ustedes creen que esta recomendación salió de algún consultorio médico? ¡Claro que no! Las recetas callejeras nos llevan al uso de los más sorprendentes remedio como el uso de cigarros...

Para curar la tos...

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