Un pueblo siempre listo, se compone de personas que se consideran siempre puestas para todo. Un pueblo así, sería un valioso capital al servicio de cualquier causa; por eso a la gente del pueblo le gusta presumir que “las comen ardiendo y las escupen frías...” de que son muy ”sácale punta”, de que son “muy picudos” que “a mí como me las pongan brinco” y “como México, no hay dos...” –bueno, en esto último, todos estamos de acuerdo.
Todos estos dichos tan criticados por los intelectuales que acostumbran analizar al pueblo desde un pedestal, todos estos dichos, no son exclusivos de los mexicanos, sino más bien de todo pueblo que tenga un poco de autoestima y tenga la capacidad para no ver a nadie como a un ser superior; por eso el norteño tiene fama de muy franco. Ellos se igualan, se atreven, y son capaces de retar al mismo diablo porque “pa’ los toros del jaral, los caballos de allá mesmo...”
Pero el folclor de los pueblos inventa sus propios antídotos y sin pretensiones intelectuales, ha confeccionado dichos de respuesta que como coplas de retache, son el responso a dichos atrevidos:
“De lengua me como un plato...”
“Pa’ mí que son más las cargadas que las paridas...”
O también : “Son más las echadas que las ponedoras...”
Y así, entre dimes y diretes, continuaremos saboreando el folclor del pueblo en sus dicharajos y puntadas, para disfrute de quienes nos gusta recrearnos con el ingenio y chispa de nuestra gente.
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