Hay varios aparatos para detectar metales preciosos como el oro, la plata, ya sea en monedas, tejos o las codiciadas barras.
1.- Por los pueblos del norte es muy usada la vara de sauce, de mezquite y otros que cortada en forma de horqueta, sirve para detectar lo mismo corrientes de agua que metales enterrados. Se para en forma de “A” y se toma por las bases al interior, y doblando las asas con algo de esfuerzo hacia fuera, se camina con la “A” hacia arriba. Si se dobla hacia adentro, es agua; si se dobla hacia el frente, es un tesoro.
2.- Las varas “pata de cabra” son cuatro, metálicas, dos mayores y dos menores. Cada una tiene una punta aplastada y con una muesca en la punta que la hace imitar el casco doble de una cabra, de ahí el nombre. Se manejan en pareja. Cada uno toma una mayor y una menor. Se paran uno frente al otro y ensamblan las puntas “pata de cabra” teniendo cuidado que una mayor ensamble con una menor y viceversa. Luego de unos segundos de espera, las paralelas se doblan formando un ángulo cuya punta señala hacia donde está el tesoro. Se camina hacia allá y se aplican otra vez esperando a ver hacia dónde nos llevan hasta que se doblarán hacia abajo. ¡Ahí está el tesoro...!
3.- Las varas “alemanas” son dos ángulos metálicos como de alambre para soldar bronce. Con un lado mayor y uno menor, se toman en forma de pistola y se camina al azar. Si se pasa sobre un metal enterrado, la parte horizontal de las varas se atraerán como el imán y se cruzarán aunque uno haga esfuerzos por detenerlas. Bajo la cruz que han formado, ahí está el tesoro. Los dos tipos de varas son también conocidas como las varas de San Ignacio y, según la tradición, deben se bendecidas en la iglesia para que puedan ser efectivas.
4.- Con una cadenita y un dije de oro, se hace un péndulo. Se pone quieto el péndulo y se observa hacia donde empieza a mecerse. Hacia allá hay que caminar. Cuando se llega al punto, el péndulo en vez de balancearse a los lados, empieza a mecerse en círculos. Es señal de que estamos sobre el tesoro. Otra forma, es hacer un croquis del área en que se va a buscar y aplicar sobre el mapa el péndulo. En el mapa se señalará el lugar donde se encuentra.
5.- El más extraño dispositivo para buscar tesoros es un cascarón de huevo, bien tapado del agujero y con un poco de mercurio en su interior. El cascarón se pone en el suelo y en seguida debe empezar a rodar, atraído por algún dinero enterrado. Al llegar donde está el tesoro, el cascarón queda quieto.
6.- El más caro aparato detector de metales es el electrónico. Con una caja de controles y un sensor en la punta de un brazo que nos permite buscar sin agacharnos, se va balanceando de izquierda a derecha y cuando pasa sobre un metal, emite un sonido ya sea zumbido o silbido, que nos avisa que estamos sobre un metal enterrado. Lo malo es que registra hierro, aluminio y hasta vidrios. Hay aparatos que tienen un botón para discriminar si es hierro y en ese caso ya no registrará, pero el aluminio y vidrio los registra igual que el bronce, cobre, plata y oro.
Hay aparatos muy sofisticados. Los más baratos penetran apenas unos centímetros de la superficie; los más caros penetran con su señal hasta diez o doce metros. Los hay que registran todo, los hay con discriminador, los hay que sólo registran el oro y la plata, los hay con una pantalla electrónica donde se ve la forma del objeto enterrado y se registra hasta la profundidad en que se encuentra con metros y centímetros. De lo barato a lo caro, su precio puede variar de cien hasta diez mil dólares. Hay aparatos de este tipo que los plomeros los usan para detectar fugas de agua y gas doméstico.
7.- Por último, conocí un hombre que decía localizar tesoros y corrientes de agua con su brazo. Cuando pasaba por donde había algo de esto, su cuerpo vibraba y su brazo se empezaba a sacudir en la dirección donde se encontraba el objeto buscado. Era curioso verlo con su mano apuntando hacia algún monte sacudiendo brazo y mano en alguna dirección asegurando: _Ahí está un tesoro... El se llamó don Gabriel, era un anciano bondadoso que por cariño lo trataban como don Gaby. Buen amigo mío que vivió de localizar corrientes para hacer norias y pozos artesianos y a pesar de su extraña virtud, murió pobre en su casa de Estación Rodríguez.
La búsqueda de tesoros es una de las más interesantes actividades que se da por todos los pueblos del mundo. Hay personas que jamás han tenido un trabajo. Su única actividad ha sido la de buscar tesoros. ¿Le gustaría dedicarse a esto?
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