Por los pueblos del norte se cuenta que el alicantre, (alicante) serpiente de color café rojizo cuyo tamaño frecuentemente rebasa los dos metros, tiene gusto por la leche materna; y para saciar su antojo, al amparo de la noche espera a que la madre se disponga a dar pecho a su niño.
Forma de ataque: La hipnotizará con el movimiento de un tenue mecer la parte superior de su cuerpo, oscilando la cabeza y clavándole la mirada. La mujer se dormirá con el seno de fuera y el alicantre entrará a prenderse del pezón para succionar la leche, y al niño le introducirá en la boquita la punta de su cola para que se entretenga y no llore.
Señal de que esto está sucediendo, es que la mujer se empieza a debilitar y enflacar, mientras al bebé -aparte de perder peso- le aparece una erupción reseca y rojiza alrededor de los labios.
Hay que vigilar la casa por las noches para atrapar a la serpiente.
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