En mi pasado viaje por Yucatán, tenía que visitar la zona maya de Chichén Itzá y tener contacto directo con los indios mayas de la región. Los mayas son personas muy amables y abiertas al trato con los visitantes y son tan industriosos, que siempre tienen algo para vender.
Por algún rincón de los negocios, restaurantes, hoteles y sobre todo en jardines, observaba alguna figurita de barro de unos veinte centímetros que se repetía por parcelas o cualquier sembrado, y patios de las casas. Era una especie de guerrero regordete, generalmente de pie, que tenía una o las dos manos al frente en actitud de sostener una lanza o algún arma. La curiosidad me invadió y tenía que preguntar.
Me explicaron que ese monolito es el Alushe, especie de duendecillo guerrero, guardián de propiedades. Cuando un campesino tiene una parcela, confecciona en madera o barro un Alushe y lo acomoda al centro de la propiedad; algunos lo ponen en un altarcillo por alguno de los rincones. Supe ahí que el Alushe no es ese enanito simpático que acompaña al luchador Tinieblas, ni es un lindo duende maya para encantar a los niños.
Tras una ceremonia personal, íntima, virtualmente prohibida a los turistas y curiosos, el Alushe se encargará de cuidar toda el área. Se le pedirá permiso para sembrar y hasta el mismo dueño le pedirá permiso para cosechar. Nadie debe atreverse a robar un elote o una fruta del sembrado aquél; porque el Alushe lo perseguirá en sueños con monstruosa apariencia, y lo enfermará hasta que muera o devuelva lo robado.
Los lugareños tienen un respeto profundo por el Alushe. En los sembrados mayas no hay quien robe, y si alguien se atreve, sufrirá las consecuencias. Es el Alushe guardián y amenaza en los sembrados mayas, pero se usa también en casas y negocios.
Yo quise conseguir un Alushe. Me dijeron que está prohibido comerciar con ellos y que los más efectivos son los antiguos, los hechos por los mayas históricos pero si consiguiera uno tendría problemas con las autoridades federales que prohíben el tráfico de piezas arqueológicas; mas en todo caso, la verdad es que no querían vender alushes.
¿No le gustaría tener este siniestro guardián en su patio?
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