Un refresco antiguamente muy solicitado era el aguamiel de maguey. Actualmente ya poco se encuentra, ya pocos la recuerdan y pocos la conocen. El dulce zumo que emanaba del cogollo se podía beber directo, se podía beber después de someterlo a cocimiento y guardarlo para beberlo fresco poco a poco como el más exquisito refresco, o podía ponerse a fermentar para convertirlo en pulque; bebida alcohólica tan antigua como los hombres de México. Pero el aguamiel o el pulque no eran sólo para disfrute de nuestros ancestros; también tiene propiedades curativas.
Si usted padece de reumatismo o artritis, el agua miel del maguey es excelente antioxidante.
Si padece usted problemas cardiovasculares como las várices, también es muy curativa.
Según se dice, un diabético no debe tomar nada dulce; pero tratándose del aguamiel o el pulque, no sólo no le eleva la glucosa en la sangre, sino que hasta cura diversos tipos de diabetes.
El maguey limpia riñones, vías urinarias, regenera células, fortalece a los ancianos, combate los problemas de presión y hasta se ha dicho que al otrora popular pulque, le falta un grado para tener las mismas propiedades que la carne.
Si no puede conseguir el preciado pulque o el aguamiel, el maguey también se pica y se hierve en pequeñas cantidades para beberlo como agua de uso. Y le aseguro: no sabe tan mal...
La medicina de nuestros abuelos cumplió su ciclo y poco a poco ha ido desapareciendo; pero esto no quiere decir que nunca sirvió. Aquí lo invitamos a consumir este mexicanísimo producto, antes que –como el tequila y el mezcal-, también se lo lleven los japoneses como ya están planeando...
Y recuerde: En esta columna no damos recetas, sólo asomamos al espíritu popular para atestiguar y dar fe de sus tradiciones; porque usted, si alguna vez se siente enfermo, hoy que la medicina moderna está al alcance de todos, mejor...
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