Se dice que la superstición es una segunda religión. Las creencias se dan en todos los medios que el hombre toca: Hay supersticiones propias del desierto, de la selva, de los bosques, de las zonas áridas, de los medios de aviación, la carretera , el ferrocarril y del mar.
En el ambiente marino se cree que existen las sirenas, bellas mujeres mitad pez, que cantan dulcemente para hechizar a los marinos con su voz y así atraerlos al agua para ahogarlos; otros dicen que para devorarlos. En ese mismo ambiente están los tritones, el sector masculino de las sirenas, que matan a los hombres que lleguen a acercarse a sus parejas. Otra superstición parecida, es la creencia de que ciertas épocas del año, las focas tienen la capacidad de quitarse la piel y llegar a los pueblos convertidos en humanos y hasta tener familia con hombres y mujeres. Pasado un tiempo, se retiran a ponerse otra vez la piel para regresar al mar. Si no la encuentran, morirán.
Otra creencia es que los delfines rodean al marinero que naufraga para cuidarlo de los tiburones; hay historias de náufragos que han sido llevados hasta playa segura por los delfines; que actúan como ángeles guardianes de los marinos en desgracia. Pero también se cree que la tonina –especie conocida como “mero”- cuando se encuentra un cuerpo flotando lo cuida de los depredadores y lo empuja hacia la playa. Si el náufrago muere, se lo come. Así se ha popularizado el dicho que reza: “Me cuidas mucho…pero como las toninas; ¡para’ fregarme!”
Una creencia muy difundida es la aparición de barcos fantasmas; ya sea piratas o viejos navíos de la época colonial. Junto a estas historias están la aparición de piratas fantasmas que se aparecen en las playas como almas perdidas, o para señalar el sitio donde dejaron enterrado el tesoro.
Una creencia muy popular era, que sería de mal agüero que a un barco subiera una mujer. Los barcos pesqueros o de carga, no podían contar entre su tripulación a un mujer porque eso era señal de grandes desgracias que venían; lo menos que podía suceder era que no pescaran nada. En el único lugar donde toleraban la presencia de unas faldas, era en los barcos de pasajeros.
Otra cosa que estaba prohibida a bordo de un barco, era el silbar. El silbido atraía a los malos espíritus.
El marinero está cuatro meses en el mar y un mes en el puerto. Eso ha creado el mito que el marino tiene un amor en cada puerto; y familias regadas en cada lugar que llega.
Las creencias y supersticiones en el mar se dan a veces a partir de observar a los animales. Si los ratones y ratas se empiezan a salir del barco, es que van a naufragar.
Hay un ave que siempre acompaña al barco volando por delante durante varios kilómetros. Esa, es llamada el “ave piloto”. Cuando el ave se retira, es que ya van con rumbo seguro. Cuando se empiezan a ver gaviotas, es que ya se están acercando a tierra.
En fin, el mar y sus supersticiones es tema de un libro aparte. Deseamos que esta noche sueñen con sirenas y tritones, sueñen con delfines protectores, y por siempre lleven un ave piloto que los guíe por la vida.
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