Algunas veces, se cruzan los caminos del bien y el mal en la aplicación de las propiedades curativas de las plantas; porque así como curan, también pueden servir para hacer un mal. Aquí es cuando entramos al tema conocido como el mal puesto.
En México no hay planta más socorrida en los díceres del pueblo que el toloache; sin embargo también es la planta más misteriosa y desconocida; pero tanto, que sus propiedades sólo son conocidas por los brujos y curanderos más sabios del país.
Esta planta conocida en la hechicería con otros nombres como la hierba del diablo y la datura. Es una planta pequeña, de hojas verde oscuro, flores blancas y grandes en forma de campana; su raíz es tuberosa, con forma de dos piernas abiertas en “A”. Su aplicación es delicada y requiere conocimiento, pues la raíz macerada y preparada con un complicado procedimiento, desemboca en un té que da al hombre fuerza muscular y sexual extraordinarias; las hojas y el tallo curan diversas enfermedades, las semillas fortalecen el corazón, pero las flores hacen perder la voluntad volviendo obediente al destinatario de este fatídico té, o enloqueciéndolo, o matándolo...
Cuando alguien anda “ido”, obsesionado por un amor, se dice que lo “entoloacharon”; cuando alguien anda atontado, también se dice que le dieron toloache, ya que con este preparado de flores se puede enloquecer a un ser humano.
Cuenta anécdota que la bruja le pregunta a la esposa:
_¿Lo quieres loco, loco?
_No señora, quiero que al menos me sirva para hacer los mandados.
Su complicado tratamiento requiere de profunda preparación y entendimiento. No cualquiera trabaja el toloache, sólo brujos consagrados; quizás es por eso que es muy difícil encontrarlo recomendado en manuales de fitoterapia porque cualquier error en su aplicación puede ser fatal.
Como sea, cuando alguien anda perdidamente enamorado, en la lradición se dice que “le dieron toloache”. Y Cantinflas, en la película El siete machos, pierde completamente la voluntad y sólo puede decir: “Quiero a mi Lupe... Quiero a mi Lupe...” Aún así, la hierba del diablo o toloache, no es cosa de juego, pues es una sabiduría que nos viene de miles de años de práctica en la medicina y brujería indígena y aplicarla sin el debido conocimiento al que muy pocos tienen acceso, puede causar la locura... ¡o hasta la muerte...
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