Hoy vamos a hablar acerca de las creencias que se dan alrededor del excremento. Antiguamente, el excremento estaba dotado de facultades mágicas: si se untaba excremento de ratón a un hombre, quedaría imposibilitado para tener hijos. El excremento se usó quemado en lugar de inciensos en ceremonias de brujería para hacer males al ser humano. Las brujas buscaban con entusiasmo los excrementos de niños nacidos el Día de San Juan; porque eran los de más poder.
Desde tiempo de los romanos, los ladrones creían que ensuciándose en el lugar del robo, jamás los atraparían; por eso hasta nuestros días se ensucian en la casa que robaron. Como ve, hasta los ladrones tienen sus mitos y supersticiones.
Se ha creído que colocando excremento de cerdo al pie de una cuna, traería buena suerte a aquella nueva vida. Se pensó que pisar excremento humano con el pie izquierdo es de buena suerte. Que si un perro se ensucia en nuestra puerta, debemos agradecer al dueño del animal.
Tanto el excremento de caballo como de vaca, tenía para los granjeros una gran protección contra el mal; así que la colocaban tras las puertas, o un poco a un lado de la entrada. El Talmud, libro sagrado de los judíos, recomienda amenazar a una bruja con llenarle la boca de estiércol de caballo o de vaca para hacerla huir. Se cree también que si cae en su ropa el excremento de un pájaro o paloma son señales de buena suerte. Se cree que si es zurrado por una iguana, la suerte le caerá en cascada.
Una ocasión en que estaba plácidamente sentado en la banca de una plaza en Puerto Vallarta, una iguana, desde la alta rama de un árbol, me bañó con su excremento. Los lugareños me veían entre divertidos y envidiosos diciéndome que era un tremendo augurio de buena suerte lo que me acababa de suceder. Yo, por lo pronto, tuve qué comprar ropa nueva porque no soportaba el fuerte olor de la “buena suerte.”
Llegó a creerse que cuando alguien pisaba excremento en la calle y lo llevaba embarrado en el zapato hasta la casa, la familia se alegraría porque la suerte había entrado al hogar.
Eran otros tiempos... Hoy, si llega usted regando manchas de excremento por el piso y alega que es de buena suerte, seguros estamos que la esposa lo va a sacar a escobazos. Ya ve cómo son de abusivas con los sufridos maridos.
Creencias ancestrales, supersticiones de los pueblos; prácticas y convicciones que no han muerto; y siguen ahí trasformándose, intercambiándose y trasplantándose de región a región y de rumor en rumor, como muestras de lo que contiene el alma colectiva
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