Uno de los usos que desde niños más nos impactaron por su variedad de figuras, colores y adornos, es el Nacimiento; que desde días antes de la Navidad engalana casi todos los hogares.
En el Nacimiento, se usaban elementos artesanales como las multicolores figurillas de barro como, nopales, casas, norias, pastores, ángeles, animales domésticos y demonios; elementos artificiales como las extensiones de focos minúsculos antiguamente enmarcados en pequeños platos metálicos con forma de estrella que en conjunto, semejaban el cielo nocturno; también, se usaron elementos naturales, como el colocar diseminados por el paisaje, troncos, musgo, el muérdago conocido como paistle, y la misteriosa flor de peña. Todo esto, para darle al diseño un toque vasto escenario cuyo centro es ocupado por los Misterios; o sea, el Niño Jesús, San José y la Virgen María.
La flor de peña se conoció por distintas regiones como la quiebra piedras, la hierba de las peñas, la flor de resurrección y la doradilla. Una característica es que ante la sequía, se deshidrata, se contrae y se convierte en una madeja de raíces duras que sin embargo, al primer contacto con la humedad, reverdece y abre otra vez sus pétalos carnosos parecidos a la siempreviva. De ahí, el nombre de flor de resurrección.
La flor de peña daba un toque mágico a un nacimiento porque para tenerla había que ir a buscarla a los cerros y descubrirla oculta entre las rocas. Cuando se colocaba, se tenía que poner algunas rocas con algo de musgo y muérdago, y entre ellas, como una reina, esta flor que daba al Nacimiento un toque de misterio.
A pocos les interesó que en cocción, servía para deshacer los cálculos en los riñones –de ahí viene el nombre de “quiebra piedras”-, que es diurética para los que necesitan orinar y poner a trabajar los riñones, y que combatía también la cistitis.
La flor de peña no ha caído en desuso; sólo que ya no conozco a nadie que se tome la molestia de ir de excursión a los cerros en busca de esta flor de montaña. Hoy la venden en los mercados navideños y como ya no cuesta esfuerzo el obtenerla, ya no se exhibe como un trofeo y ha perdido mística el tenerla entre los objetos de un nacimiento.
Y usted... ¿cuándo fue la última vez que se tomó el trabajo de ir de excursión al Cerro de la Silla para traer todos los elementos naturales bajo su pino de Navidad?
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