Ed., CIHR, UANL, 2001
“Fronteras de Nuevo León”, es un libro de excelente presentación y mejor contenido, que nos invita a un viaje en alas de la imaginación y la nostalgia por los lugares comunes de los dos últimos municipios al Norte de Nuevo León. Desde el cerro Colorado, empieza la descripción del paisaje y las historias que esta tierra guarda para el ocasional visitante. Su geografía áspera y miserable no ha sido obstáculo para que se diera la grandeza histórica de esta tierra que supo de nativos guerreros, de bandidos, de soldados contra la invasión americana, francesa, y la revolución. A cada etapa histórica del país, surgieron ejércitos de voluntarios lampacenses dispuestos a enfrentar cada reto que la época que les tocó vivir les impuso. Con el tiempo, de tierras lampacenses, se creó el municipio de Anahuac; dos jurisdicciones, pero una sola historia.
En las páginas de “Fronteras…” encontramos mapas de tesoros, cabras que nos señalan el lugar de una riqueza escondida, monstruos infernales guardando la entrada a la cueva del tesoro para espantar a los intrusos; pero también se dan las historias donde la brujería nos amenaza o nos salva de un maleficio; o donde nos encontramos con animales fantásticos como el gato negro, el misterioso toro negro o la onza real, mientras la crónica oral nos trae también historias de sufrimiento y triunfo en la batalla de un solo hombre y la leyenda del Indio Blanco.
Las historias de aparecidos nos traen el recuerdo de una parranda con el Diablo; de doña Juanita que, tras su muerte, sigue recorriendo los caminos viejos de Anahuac a Lampazos, y las tétricas historias del Campanero. Sin embargo; entre la tenebra, se da también el misticismo en historias de un castigo Divino que de un próspero poblado no dejo ni piedra sobre piedra, o el misterioso tránsito de una virgen peregrina.
El lado anecdótico de “Fronteras...” se da en la cotidianidad del anahuaquense promedio que en alegre convivio organiza un campeonato en barra libre, mientras los viejitos enchilados, sentados a sol de la tarde, miran pasar la belleza de las nuevas generaciones recordando con nostalgia, facultades que se fueron con el tiempo.
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