Está en el recuerdo de nuestra infancia, cuando veíamos a personas que se quejaban mucho al caminar con los pies hinchados por lo que era común que pasaran la mayor parte del tiempo sentados. Y preguntábamos: “¿Que tiene mi tío?” y cuando no nos callaban en el nombre de la discreción, nos respondían que estaba enfermo de “gota”...
¿Gota...? ¡Ah, caray...! Quedábamos igual porque la gota era para nosotros una cosa que no tenía nada que ver con aquella enfermedad que veíamos.
Pues la gota es una muy dolorosa enfermedad que resulta cuando nos falla la química en la sangre y se nos va cargando de ácido úrico. El mal empieza a manifestarse con un ardor en el dedo gordo; el ardor pasa a toda la planta y empieza a manifestarse también con una hinchazón en el pie. Así las cosas, es un tormento caminar pues se siente que el pie va a reventar y el ardor nos hace recordar el tormento de Cuauhtémoc. Por eso, nadie lo soporta.
Pero, ¿de dónde vino la acumulación de ácido úrico que provocó la gota? De un desorden alimenticio. De una dieta muy alta en proteínas, sobre todo, por el exceso en el consumo de carnes rojas como res, puerco, carnero, etc. Cuando una persona tiene un rico y activo metabolismo, todo lo que consume lo desecha sin mayores complicaciones. Da gusto ver comer a un adolescente que se sienta a comer “como gente grande” y consume su plato, el de su abuelo y el de su hermanito menor. Un auténtico barril sin fondo. Pero por su edad, nada le afecta, nada guarda y todo es desechado por el perfecto funcionamiento de un cuerpo joven.
Sin embargo, pasados los treinta años y a medida que nos acercamos a la madurez y nos alejamos de la juventud, nuestro metabolismo ya no es el mismo; y cuando no se nos acumula en una voluminosa panza, se nos acumula en sustancias que pasean por la sangre a manera de colesterol o ácido úrico. ¡Ah, la bella juventud...!
Los mayores, observando celosamente la salud de sus críos, los hacían comer frutas, verduras, combinaban el pollo, con el pescado con las carnes rojas y procuraban el abundante consumo de agua en los refrescos caseros de sabores con frutas naturales. Cuántas veces se nos aconsejó ya como una cantaleta: “Come frutas y verduras”
Uno de los remedios caseros contra la gota o acumulación de ácido úrico, es la siguiente receta:
Se prepara con dos cucharadas de orozuz, dos cucharadas de azafrán de raíz, media taza de piña fresca, media taza de fresas, y cuatro tallos de apio.
Hay que hervir el orozuz y el azafrán en un litro de agua durante tres minutos. Hay que dejarlo reposar hasta que enfríe. Luego, licuar con este té, la piña, las fresas y el apio.
Hay que tomar dos o tres vasos al día para curar esta enfermedad; o si no está enfermo, a manera preventiva, tomar un vaso de este refresco en ayunas todos los días. La temible gota jamás molestará su cuerpo; pero también varíe el consumo de carnes para que no se alimente exclusivamente de carnes rojas.
La gota con su acumulación de ácido úrico, jamás tocará a su puerta.
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