La nuez es el fruto del nogal, uno de los árboles más vistos por nuestra región. Los nogales, tal como los conocemos, son originarios de La India y del actual Irak. Fueron llevados a España en el Siglo I Antes de Cristo y llegaron a América con la conquista; aunque otro tipo muy pequeño de nuez era ya comida por los indios de América hace miles de años.
Alrededor del nogal y la preciada nuez se han tejido creencias y prácticas entre la curandería popular. Se dice por ejemplo, que la sombra del nogal es maligna y quien duerme bajo este árbol despertará con un gran dolor de cabeza. Cuando una nuez aloja fruto doble, se debe comer sólo uno y arrojar el otro sobre el hombro mientras se pide un deseo.
Pero a la vez de supersticiones, alrededor del nogal y su fruto se han creado muchas creencias, como aquella de que la nuez tiene propiedades afrodisíacas y quien tiene problemas para procrear familia, basta con que agregue a su dieta la nuez para que vuelva “a sacar juventud de su pasado...” Por los pueblos del Norte ha sido popular la preparación de un vino de corteza de nogal al que le dan propiedades de enriquecer la sangre en los casos de anemia, así como el té de hojas de nogal.
Y dos compañeros discutían sobre las virtudes de sus nogaleras, y uno decía:
_Pues las nueces sabinenses son afrodisíacas y de las buenas. A lo que el otro replicaba: _¡Pues las nueces de Candela son afrodisíacas y anticonceptivas! ¿Qué les parece...?
Aparte de la industrialización de la nuez para aprovechar su aceite, una de las propiedades más antiguas en la creencia popular es que la nuez combate el aliento hediondo, beneficia la vista, la digestión, y fortifica el estómago; borra las manchas de la cara, limpia de gases los intestinos, cura males del hígado, da buena circulación al sistema digestivo, cura males del baso, provoca el buen fluido de la orina y aleja los dolores crónicos de vientre.
Tal vez la creencia popular no coincida con la realidad en cuanto a tantas virtudes de la nuez; pero tener un nogal en casa nos permitirá disfrutar de un fruto sabroso, rico en sabor y vitaminas, en grasas y proteínas vegetales; además de que su sabor se enriquece más cuando se mezcla con los regionales dulces de leche quemada que le han dado fama a Linares y otros pueblos de Nuevo León a nivel nacional.
La nuez es uno de los frutos más apreciados por tradición en mi familia; y recuerdo todavía que cuando el ahora Prof. Fernando González era mi alumno, en mi clase de Ciencias Sociales en la secundaria de Lampazos, me regaló una bolsa con las nueces más grandes que jamás había visto y disfrutado. El no sabía todavía qué tanto apreciaría yo aquel regalo, que hasta la fecha duerme en mi memoria como uno de mis más preciados recuerdos. Aunque hayan pasado ya tantos años...
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