Los presagios que llegan con la presencia de algún animal es creencia muy antigua a la que no escapa nuestra región. Todo lo que viene con el coyote, el murciélago, el camaleón, la chuparrosa, las aves negras y otros animales, ha sido tema de mil historias que se escuchan por nuestros pueblos. He aquí un pequeño muestrario de supersticiones que se escuchan por el Norte como herencia de nuestros antepasados.
AULLIDOS EN LA NOCHE
Cuando la noche llega y el silencio es roto por el aullido lastimero de los perros del vecindario que a coro elevan su doliente canto bajo las estrellas, la gente se santigua porque creen que La Muerte ronda y alguien cercano a nuestra casa, o tal vez a nuestra familia, va a morir...
Se dice que los perros tienen una capacidad visual superior a la del hombre y perciben todo lo vedado a la visión humana. Así es como un espíritu, inofensivo, bueno, o malo, es inmediatamente detectado por ellos y su reacción ante estos seres de Lo Desconocido, es de terror y por eso en vez de ladrar o gruñir, aúllan lastimeramente como invadidos de un miedo profundo que espeluzna al ser humano.
El perro aúlla, La Muerte viene. Hay que persignarse implorando a Dios su protección y rociar puertas y ventanas con agua bendita para que el Mal no nos alcance. Tal vez mañana, las noticias de muerte vendrán de otra parte...
LA VISIÓN DEL PERRO
Con la creencia que el perro tiene una visión diferente a la del ser humano porque puede mirar manifestaciones y entidades que desde otras dimensiones se presentan a rondar por nuestro mundo, por los pueblos y medios agrícolas se ha popularizado la creencia que si se untan en los ojos las legañas de un perro durante tres noches seguidas, se empezará a tener la visión del perro.
Así es como se propagan consejas de aquellos que tras lograr esta desafortunada virtud, no han podido soportar las cosas que han visto y han enloquecido sin remedio y sin poder contar las visiones que los llevaron a la demencia. Asomar a los mundos intangibles que nos rodean tal vez no sea todo lo atractivo que creemos.
OJO DE GATO
Se cree que en el hogar no hay mejor mascota que el gato para delatar una presencia maligna. El ojo del gato capta la más intangible presencia y cuando estamos en paz porque no tenemos la capacidad para ver la presencia de un ente que desde otra dimensión ha llegado a nuestra casa, el gato lo detecta y maúlla adoptando actitudes nerviosas o de ataque; se para de puntas, gruñe, se eriza, y esto es la señal de alarma porque un ser de otro mundo está tratando de acomodarse como inquilino indeseable por los rincones de nuestro hogar.
Muchas leyendas y novelas se han escrito acerca de la muerte repentina e inexplicable de los gatos que de pronto amanecen aplastados, reventados o extrañamente quemados por los techos o corredores de las casas. Entidades malignas los reconocen como enemigos naturales y les dan muertes dolorosas; y esto ha dado pie a la creencia de que es el gato la antena que recibe todo mal que sea enviado a un hogar y cuando muera, inmediatamente hay que llevar otro para que nunca falte la protección.
EL AVE MUERE
Cuando un maleficio llega al hogar quien primero lo percibe y lo padece es el pajarillo de la jaula. Cuando el ave calla su canto, entristece y muere, es que el Mal ha llegado y fue él su primera víctima. Se dice así mismo, que cuando en la casa hay vibraciones negativas como discusiones no cotidianas por ser provocadas por una mala presencia, los pájaros mueren, los conejos enferman y las abejas del patio abandonan el panal. Señales todas estas, de que un mal espíritu está en la casa y en cualquier momento uno de la familia caerá víctima del maleficio cuando el ente cumpla la misión a la que fue enviado.
EL TECOLOTE CANTA...
En las creencias mayas, toltecas, y mixtecas, la mascota favorita del Señor de los Infiernos –Mictlantecutli, para los aztecas- era el tecolote, ave que custodiaba las puertas del Mictlán, destino final al que iban los muertos sin gloria. Por eso fue que esta creencia se generalizó entre los indios de México y se relacionó a este rapaz con la muerte; y como sus actividades son nocturnas, esto sirvió para que se le rodeara de más misterio y mitos a este inofensivo animal que se llegó a considerar como ave de mal agüero.
Esta tradición fue adoptada por todos los hombres, y así el dicho muy mexicano de: “Cuando el tecolote canta, el indio muere...” aunque es herencia indígena, hasta nuestros días llena de callados miedos a la gente de los pueblos donde la tradición se manifiesta cuando menos con un persignarse en silencio cuando por la noche escuchamos el grave y monocorde canto del tecolote.
EL RAPTO DE LAS ALMAS
En el México rural existe una creencia muy generalizada de que el tecolote se presenta para llevarse entre sus garras el alma de los niños que no han sido ofrecidos a Dios por medio del bautizo.
Cuando por la noche se oye cerca de las casas el grave y quejumbroso arrullo del tecolote, las mujeres velan junto a la cuna rezando e implorando para que el ave del mal se aleje y deje en paz las almas de sus pequeños, que ajenos a toda amenaza, duermen inocentemente al amparo de sus madres.
Si el alma le fuera arrebatada, el niño perdería el sueño, lloraría, rechazaría los alimentos y se consumirá poco a poco hasta morir; a menos que se busque un curandero para que con su ciencia ancestral, por medio de rituales y oraciones, venza al Mal y haga que se devuelva el alma al cuerpo del niño.
EL ALMA... ¿DE LOS ANIMALES?
Donde se aparece una marrana con cachorros, un gallina con pollos, una cabra, un caballo, un toro, hay dinero enterrado. Hay veces que se aparece un charro, un indio o un soldado montado sobre su caballo. El alma de todos ellos se quedo a penar en nuestro mundo porque no fue aceptado en el Cielo por algún pendiente que dejó aquí en la tierra, llámese una culpa sin pagar o un tesoro enterrado; pero ¿y los animales? ¿Acaso también ellos “penan”? ¿Ellos también tienen alma que se puede manifestar después de su muerte? Hay veces que la superstición choca con el dogma religioso.
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