¿Sabe usted que es un púlpito? No, no es el cachorro del pulpo, ni tampoco tiene que ver con la pulpa de tamarindo. En estos tiempos de cambios, muchos objetos van pasando al desuso rápidamente y uno de los que pasaron a la historia, lo es el púlpito.
El púlpito era una especie de balcón al frente y a un lado del altar, generalmente de cantera o de mármol con acabados en finas maderas labradas, o simplemente de madera si se trataba de una templo pobre. El púlpito era la palestra, el podium, desde donde el sacerdote se dirigía a los fieles católicos para el Sermón del día. Ahora, ya ni Sermón se le dice, ahora le llaman Homilía.
Recuerdo cuando era niño, al padre Lupito de la iglesia de San Nicolás Tolentino, en San Nicolás de los Garza, trepaba los cinco escalones que lo llevaban al púlpito; y ya acomodado en el cajón hexagonal, empezaba su discurso evangélico con las palabras: “En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos…” Y tomaba un pasaje de la vida de Jesucristo para dar el mensaje. Terminada su intervención, volvía al altar; que en aquellos tiempos ocupaba toda la pared del frente y no existía la mesa donde actualmente el padre realiza todo el ritual de frente a los asistentes.
Pero llegaron los años sesenta junto con Angelo Guissepe Roncalli, conocido como Juan 23, un papa revolucionario que hizo pasar al desuso muchos usos de la Iglesia. Para empezar, la misa ya no sería en latín sino en la lengua de cada nación. Por fin empezamos a entender todo lo que el párroco decía en la misa. Luego, El Papa dictó que la mujer ya podía acceder al área del altar ya que no tenía acceso mas que hasta la barandilla de comulgar; más allá, estaba prohibido hasta para las monjas. Para tomar la hostia la gente se arrodillaba ante la barandilla; hoy hacen fila y la reciben de pie. También, las mujeres ya podían entrar al templo con la cabeza descubierta. Aunque la mayor parte de las mujeres se resistieron a adoptar las nuevas disposiciones que mostraban respeto a la Casa de Dios, poco a poco dejaron de usarse al interior de la iglesia el rebozo, el chal, la chalina, el tocado y la mantilla.
Otro cambio en la llamada Misa Criolla -o sea, en el idioma de cada localidad-, fue el permitir la interpretación de los cantos litúrgicos con los conjuntos típicos de cada nación. Así, en Sudamérica se escucharon las flautas llamadas Kena y Sikú y los instrumentos de cuerda como el charango, el arpa, el cuatro; mientras en México se escuchaba el mariachi.
Usos y desusos, cosas que con el tiempo se fueron. Ahora que ya no se usa la cabeza cubierta, los sacerdotes luchan con el vedetismo de las jóvenes que en minifalda, en shorts, o con escotes exagerados se acercan al templo. Ya no hay el respeto de antes, ya no hay velo, ya no hay misa en latín, ya no hay misa ante el altar, ya no hay púlpito, ya sólo falta que los padres se empiecen a casar para que caiga también en desuso el celibato sacerdotal.
No se asuste; que con el tiempo, todo llega… todo se acaba.
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