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PARA ALIVIAR LA DIARREA

Una de las enfermedades que por mal atendidas se llevó a muchos hijos de nuestros ancestros, fueron los males gastrointestinales. El niño empezaba a obrar “suelto” y si no se descubría a tiempo, empezaba a notársele la deshidratación en mejillas y párpados hundidos.

Una vez descubierto el mal, y a falta de servicios médicos por ranchos y comunidades rurales, entraba en acción la sabiduría ancestral y las madres y abuelas tenían en el recetario una gama de varios remedios, entre los que destacaba una deliciosa fruta: la granada.

La granada es un arbusto que sobrevive muy bien a la falta de agua; y por tanto, es muy común verlo en los patios de los hogares de nuestras tierras secas del Norte de México. Su fruto es jugoso y dulce. Los antiguos lo usaron para hacer ricos ponches a los que solían agregarle alcohol; pero las madres usaban la cáscara para curar la diarrea en la familia.

Se tomaba un pedacito de la cáscara de la granada y se hervía hasta preparar un té que de por sí, es de agradable sabor, y más aún si se endulzaba un poco con algo de azúcar. Se tomaba una taza tres veces al día y ¡listo…! La diarrea había cedido.

La medicina tradicional ha ido desapareciendo en las ciudades, donde los padres de familia ya no están muy versados en este antiguo conocimiento debido a que cuentan con servicio médico. Si es usted hombre de ciudad grande y tiene un niño enfermo de diarrea, está bien; mejor, consulte a su médico.

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