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PARA TODO MAL...

Pretextos necesita el hombre para dar rienda a sus vicios; y a veces, hasta los vicios defiende dando razones como aquella que reza: Hay vicios que son virtudes…. Así, si los muchachos pierden el encuentro de fútbol, ¡hay que tomar de tristeza!; si ganan, ¡hay que tomar de alegría! Hay que tomar para llorar al que se fue y tomar para festejar al que llegó; hay que beber porque estamos felices, hay que tomar porque estamos aburridos.

Y la mujer le pregunta a su briago marido:

_ ¡Cómo…! ¿Otra vez borracho? ¡Tú prometiste que ya sólo ibas a tomar los días que empezaban con “eme…”!

El borrachito le contesta: _ ¿Pues que no es hoy “momingo…?”

Pero el beber, como muchas cosas, cambia de significado según la calidad de la melcocha, según el borrachín. Si el señorón anda dando tumbos y gritos, es que anda “alegrito”; y si es el “maistro” albañil el que va por la calle de banqueta a banqueta, se dice que es un vil borracho. Por eso reza el refrán: Lo que en el rico es alegría, en el pobre es borrachera. Lo que en el pobre es parranda, en el rico son relaciones sociales.

Y si de mujeres se trata: Si la rica es madre sin casamiento, es una mujer realizada; si es una muchacha pobre, es solo una madre soltera. Si la mujer rica tiene un segundo frente, se dice que tiene un “compañero sentimental”; si la mujer es pobre, se dice que tiene un amante.

Es complicada esa red que llamamos sociedad; por eso, el que toma se emborracha, y el que se emborracha duerme, el que duerme pues no peca, y el que no peca va al Cielo... ¡Vámonos emborrachando para ir derecho al Cielo!

Y le preguntaron a un experto en vinos – Diógenes, el Cínico-, que cual era el vino más sabroso; a lo que contestó que el vino ajeno. Y aquí en el pueblo le preguntaron a un borrachín de reconocido abolengo, que qué tanto podía aguantar tomando. El contestó lleno de convicción, experiencia y sabiduría:

_ Pues depende... Si es cantina, unas diez o doce… Pero si es boda... uuuh...

Y le preguntaron al borrachito que porqué llevaba a la cantina una moca de a litro. El les contestó que le aconsejaron que tomara con medida. Pero chiste aparte, decía mi madre un dicho muy en uso en aquel tiempo: “Dios no castiga el pecado, sino el abuso”. Si usted toma de vez en cuando, es una persona medida; pero si toma todos los días se está haciendo daño a usted y a sus seres queridos.

Pero, en el folclor nacional, bien dice el dicho aquél: “Para todo mal: mezcal. Para todo bien: también...”

¡Salud...!

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