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POPOF

Hay muchos dichos del pueblo que tratan de pintar, de describir a los hombres ricos. Mi tía Conchita llegaba desde Chihuahua para visitarnos a Escobedo Nuevo León; y por más que le ofrecía mi casa, jamás quiso quedarse con nosotros y mejor buscaba a otros de mis hermanos. Un día, algo intrigado le pregunté el porqué no quería nunca alojarse en mi hogar. Ella buscó las mejores palabras para no ofenderme y me contestó:

_Mira, hijito: Con ustedes no me quedo a gusto porque ustedes son POPOF.

...Popof –me quedé pensando- ¿Y qué es eso? Bueno, pues era una forma de describir a la gente “acomodada”, a la gente rica durante los ahora lejanos años cuarenta.

Las personas elegantes eran llamados catrines, ricachones, personas de pipa y guante; en sustitución de otros términos más antiguos como aristócratas, nobles y demás personas acaudaladas del Siglo Diecinueve. Y sólo eran catrines porque vestían ropa de calidad superior al uso de la manta o el percal, telas más socorridas por el grueso de la población mexicana.

A las mujeres adineradas el pobre no les tiraba “una flor” un piropo, y convencidos de su miseria decían: “Esas pulgas no saltan en mi petate...” A veces les pasaban cerca y con el puro olor se conformaban diciendo: “Ya mero la besa un pobre, nomás la pared divide...”

Las mujeres del campo se retiraban de los pretendientes ricos convencidas de que “para la mujer de rancho, un hombre de sombrero ancho...” y “cada oveja, con su pareja...” En los años cuarenta, se estrenó un mambo de Pérez Prado llamado “La niña popof”

Ante el peso social que dan los caudales es muy popular pensar de que: “Tanto tienes, tanto vales...” y “poderoso caballero, es don Dinero...”

El dinero siempre ha sido apreciado por eso “no soy monedita de oro, pa’ caerle bien a todos...” y “no hay mejor amigo, que un peso en la bolsa”

Tantos dichos hay para definir el dinero, la marmaja, la morralla, los morlacos, la lana, el “contante y sonante” aunque nunca constante.

Y bien decía un tío mío al que le había ido bien en la vida: “¡Ay... Qué cruz la mía...! ¡Tanto que criticaba a los ricos y Dios me castigó haciéndome uno de ellos...!”

Y usted... ¿Es ya es popof o le gustaría que también le cayera el castigo de Dios?

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