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REMEDIOS EXTRAÑOS

En la sección de Medicina Nativa hemos analizado remedios verdaderamente extraños que cabe aquí hacer un alto en el camino para recordarlos.

Para curar una herida, nuestros padres nos enseñaron que había que aplicar el remedio para la “matada del burro”: había que aplicarse cal en polvo. La finalidad era doble: evitar la infección, y lograr una pronta cicatrización. ¡Ah bárbaros…!

Para lavar una herida que ocasionalmente pudiera uno hacerse en el monte, sin ayuda médica, había que lavarla con la propia orina, ya que es un líquido tan limpio como el agua oxigenada.

Para detener la hemorragia, había que tapar la lesión con telarañas y con un pellejo de cebolla. Estos elementos servían como coagulante.

Para eliminar las manchas en el blanco del ojo y dejarlo realmente blanco, había que lavarlos con jugo de limón. ¡Imagínese el ardor tan tremendo…!

Para curar la crisis extrema de una cruda, había que aplicar en el ombligo un vaso de mezcal o tequila acomodándolo en un rápido movimiento para que quedara boca abajo y fuera poco a poco chupado por el organismo a través del ombligo.

Para detener la caída del cabello que amenazaba con dejarnos completamente calvos, había que aplicarse excremento de vaca recién expulsado. Con su calor, el cuero cabelludo se reactivaría y se recuperaría el pelo perdido.

La orina contiene sustancias químicas que el cerebro desecha. Para aliviar la diabetes, hay que tomar una taza de la primera orina de la mañana.

Para obligar a un gato a que se quedara en casa, había que aplicarle manteca en los bigotes, o ponerle lodo del hogar en las plantas de las patas. Ya con eso, por mucho que se saliera, siempre volvería a casa.

Para mantener los dientes limpios, había que tallarlos con ceniza en aquellos tiempos en que no existía la pasta dental. Y para mantener el aliento fresco, había que enjuagarse la boca con te de poleo o hierbabuena.

Pero los más desesperantes remedios, era que para curar la debilidad por abuso del sexo, había que sentar al lánguido paciente en un lavamanos lleno de yema y clara de huevo; pero completamente desnudo.

El huevo sería absorbido por “salva sea la parte…” Y una más… La más odiosa… ¿Recuerda usted las lavativas?

¡Dios nos agarre confesados…!

Recuerde ir siempre con su médico.

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