La búsqueda de remedios a una enfermedad, a veces toma rasgos de desesperación porque se aplican remedios desesperados. Mire usted: en este espacio hemos hablado de prácticas deveras raras en busca de un alivio. Recordemos algunas.
La marihuana es una hierba de tráfico prohibidísimo; sin embargo, para aplicarla como cura a dolores reumáticos, la gente se arriesga a comprarla, a cultivarla en alguna maceta, y he conocido ancianos que han complicado su vida yendo hasta el Penal por cultivar estos remedios caseros en macetas. Recuerdo al buen Tinoco, un viejo soldado jubilado al que lo agarraron como al Tigre de Santa Julia, con el patio lleno de macetas con la cannabis en pleno verdor. “Son pal’ reuma jefe…” –decía... No le valió su razón como defensa y pasó sus últimos años en la penitenciaría. Lo mismo podemos decir del peyote, que a muchos también les da por tener en algún rincón de su patio, cuya aplicación es similar, aunque este tiene uso alucinógeno más fuerte.
Para curarse de la tuberculosis, la gente ha creído que decapitando una tortuga para untar su sangre en la espalda del enfermo, es el remedio más apropiado. Y así hemos visto la muerte de estos animalitos para untar y dejar bañado en sangre al enfermo; espectáculo macabro, pues si alguien llegara de pronto a descubrirlo chorreando sangre de espalda y pecho, le aseguro que caería desmayado.
¿Quiere usted medida más desesperada que el beber la propia orina? Hace algunos años, llegó a Anáhuac y la región una moda, una cura milagrosa: para curarse la diabetes. Había qué tomarse por la mañana, una tacita de sus propios orines. Con ello, bajaría a niveles normales el azúcar en la sangre. Esta práctica estaba apoyada por rumores que le daban origen en consultorios americanos, folletos, videos y pare usted de contar... Tras varios meses de ver ciudadanos anahuaquenses tomar su propia “agua de riñón”, esta práctica se fue perdiendo con la esperanza. Todo era falso; pero la desesperación, todo lo intenta.
Hay personas que le tienen miedo a las cirugías, sobre todo, hombres... Así que buscan remedios para sacarle a la mesa de operaciones, y muchos cuentan de haber acudido a los médicos espirituales, curanderos milagrosos que meten en el cuerpo manos invisibles para extraer la vesícula, la próstata o el apéndice. Los médicos espirituales llegan por temporadas a Agujita, a Nueva Rosita u otros pueblos de la región carbonífera, y hasta allá va gente de estos pueblos del norte de Nuevo León, en busca de una cura tal vez igual de cara, pero sin dolor. He conocido algunos casos. Nadie sabe como curan... sólo saben que curan.
Uno de los remedios más riesgosos es la aplicación de la gobernadora. Esta hierba que se usa hervida para limpiar de sarro las tuberías sobre todo de radiadores, tiene una aplicación delicada como remedio para cálculos en riñón y vesícula. Es tan delicada, que aquí no nos atrevemos a recomendarla porque un grado más, y la persona se queda sin intestinos y sin riñones. Pero en la búsqueda de remedios a una enfermedad, cuando se llega a la desesperación, se aplican medidas desesperadas. No use hierbas prohibidas, no tome orines, no beba té de gobernadora, no mate una tortuga, no vaya a buscar remedios espiritistas.
Aquí siempre le aconsejaremos: A falta de una aplicación profesional de la medicina botánica: mejor..., ¡consulte a su médico!
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