Los hombres de los pueblos y medios rurales tienen como pasatiempo la cacería, la pesca, así como la búsqueda de piezas arqueológicas y de tesoros; en esta última actividad se han generado cientos de leyendas y otros mitos.
LOS GUARDIANES
1.- Cuando un hacendado o un bandido enterraba un tesoro, generalmente asesinaba al peón que había hecho el pozo para doble fin: Primero, que nadie supiera dónde había quedado escondido; y segundo: que al quedar enterrado junto al dinero, su alma quedara ahí atrapada para convertirse en el guardián cuya presencia asustaría a todo aquél que se acercara al lugar. Este mito es el que ha popularizado las historias de fantasmas agresivos que atacan súbitamente a quien se acerque aunque sea por casualidad al lugar en custodia.
2.- Cuando una persona oculta un tesoro, su alma no tendrá descanso y penará cerca del entierro de aquellos valores hasta que alguien lo saque. Por eso es que se habla de aparecidos que hacen señas llamando a casual transeúnte y señalando el lugar del precioso entierro.
3.- En la antigüedad, enterrar una reata junto al dinero haría un sortilegio provocaría que aquel lazo se convirtiera en serpiente cada vez que alguien quisiera sacar el tesoro. Quien no se deje ahuyentar y enfrente con valentía a la sierpe, la verá convertirse otra vez en una cuerda.
4.- Si alguien vende un caballo y entierra el dinero, al paso de los años, cuando el animal muera, un caballo fantasma se empezará a manifestar en el lugar del dinero enterrado. Esto es para explicar la aparición de puercos, gallinas, toros y otros animales domésticos.
5.-El dinero enterrado va produciendo ciertos gases tóxicos y alucinógenos que pueden envenenar la sangre de quien los respire y crearle alucinaciones; por eso son famosas las historias de apariciones espantosas cuando están ante el tesoro o también la plática sobre personas que enfermaron hasta llegar poco a poco a la muerte.
6.- Fuegos fatuos: Es creencia muy difundida que los metales preciosos como el oro, cobre y bronce, van acumulando gases sin olor, pero muy tóxicos, que matan poco a poco a quien llegue a sacar un tesoro. Los metales preciosos, cada cierto tiempo liberan el gas acumulado, y al contacto con el aire, se enciende formando una llama a veces azulosa, a veces roja. Esta llamarada se levanta por unos segundos y luego se va haciendo pequeña hasta extinguirse. Como es una llama que no quema, que no es capaz de encender ni el pasto seco, se le ha llamado “fuego fatuo” y para los buscadores de tesoros es esta la mejor señal para localizar los entierros. Según el tamaño de la llamarada, es el tamaño del tesoro. Para protegerse de los gases tóxicos, debe usarse una máscara antigás, o atarse por detrás del cuello un pañuelo mojado tapando la boca y nariz, o debe sacarse el tesoro después que haya liberado los gases al manifestarse la llama. Pero con todas estas precauciones, todavía hay qué abrir el cofre o recipiente y dejar airear los metales antes de cargarlos.
7.- No toda aparición trae dinero: Es rutina ancestral en todos los tiempos y culturas tener un lugar especial para enterrar a los difuntos. Pero cuando una persona fue enterrada clandestinamente en algún lugar que no sea el panteón o los terrenos de una iglesia -que antes también era usada para inhumaciones-, el alma de aquel que descansa en algún monte, sierra o casa particular, se manifestará en apariciones hasta que alguien saque sus huesos y los lleve a descansar a un campo santo. Aquí es cuando se dice que no toda manifestación sobrenatural significa dinero.
8.- Todo o nada: Un elemento común en la mayoría de las leyendas de tesoros en cuevas o subterráneos, es la imposibilidad de sacar en un solo viaje todo por ser muy abundante lo guardado. Ahí es donde aparece la voz cavernosa o a veces con el fantasmal guardián haciendo presencia física, para advertir que si no lo puede sacar todo, entonces no podrá tomar nada. Y la voz de ultratumba retumba por todo el lóbrego lugar repitiendo amenazadoramente: _”Todo, o nada...”
Si la advertencia no es atendida, la puerta se cerrará, el lugar se derrumbará o el atrevido será atacado por el guardián y quedará ahí muerto, tendido sobre el tesoro. Por eso se habla de varios esqueletos encontrados junto a las riquezas. Fueron aventureros que desatendieron la orden macabra.
9.- La muerte espera: Es tradicional el creer que alguien tiene que morir al desenterrar un tesoro; así pues, alguien morirá por inhalar los gases fatídicos, o debido a una maldición, morirán dos de cada cinco o tres de cada siete, pues el guardián de los dineros cobrará venganza y esta se puede consumar días después de la aventura. Si esta maldición no cristaliza en la muerte de ninguno de los exploradores, entonces el fatalismo lleva a creer que la venganza del espíritu guardián cobrará su cuota de muerte en un familiar de cada uno de los que iban a morir.
10.- El ataque fantasma: Los fantasmas son seres etéreos, incapacitados para hacer contacto físico con un cuerpo humano. Se les puede oír, se les puede sentir o ver, pero no se les puede ni nos pueden tocar. Entonces, ¿cómo nos podrían hacer daño? La tradición popular dice que el daño es solo imaginario, su ataque es psicológico. Nos pueden atacar y hacernos sentir dolor y hasta podemos ver brotar nuestra sangre por las heridas que nos causen; pero al abandonar el lugar del tesoro, descubriremos que nuestras heridas o desaparecieron o nunca existieron. Quien resista el ataque fantasma puede llegar a conquistar el tesoro, pero quien no tenga capacidad suficiente para resistirlo aparecerá muerto, sin huellas de violencia y se dictaminará que murió de un infarto.
11.- Las armas y las bebidas: Cuando se busca un tesoro no se deben llevar armas de fuego ni punzo-cortantes, pues esto ahuyentará al espíritu que señala el lugar porque desea entregar el tesoro. Además las armas son muestras de desconfianza, que es señal de predisposición a la violencia por codicia, inconformidad, envidia, avaricia y demás pasiones que ahuyentan a las fuerzas espirituales benignas y llaman a los seres del mal. Así que cuando no se busca tesoros con el corazón limpio en vez de riquezas lo que van a obtener es un susto que puede costarles hasta la vida.
12.- Dinero encantado: _”Ese dinero está custodiado por el mero diablo mayor...”-se escucha por los pueblos. Se cree que un demonio está custodiando un tesoro ya que aquellas riquezas están malditas por ser un depósito de ladrones y asesinos, producto de muchos crímenes; y por haber costado tanta sangre, son “dineros del Diablo”. Así las cosas, el que intente rescatar aquellas riquezas se va a ver envuelto en una jornada de terror insoportable para cualquier ser humano. De este modo es como sale toda una gama de instrumentos místicos como los son las muy especiales velas, veladoras, inciensos, lociones, oraciones, dijes, amuletos, medallas, agua bendita, hierbas protectoras y hasta armas benditas para enfrentar al chamuco medianamente protegidos.
13.- El dinero se mueve: Uno más de los mitos dice que el dinero se mueve por entre la tierra. Así pues, un tesoro que fue enterrado en un lugar será encontrado varios metros retirado del sitio original. Otro más es que al llegar el buscador de tesoros al cajón de los codiciados caudales, se le puede ver escapar por entre la tierra y se tendrá que hacer otro pozo hacia el lado que se fue. Es común encontrar varios pozos en un mismo lugar por la creencia de que los espíritus están jugando con nosotros y nos lo están cambiando de lugar.
14.- La codicia: Se dice que al buscar un tesoro no debe nadie de los buscadores llevar codicia o envidia en su corazón porque el cajón se moverá, al estar ya cerca la tierra se endurecerá y será imposible continuar la excavación o por último, el tesoro se convertirá en otra cosa. Hay historias donde se habla de envidias porque encontraron, excremento, vidrios, o carbón en vez del codiciado tesoro.
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