Enviado por rafael olivares b el Sáb, 09/12/2009 - 21:20
Metodio y Nicolás Cruz, Salieron de Lampazos de Naranjo compartiendo la cabina del viejo camión de redilas con su primo Cipriano; y a rodado lento, circulaban por el camino que es hoy la carretera a Colombia con rumbo al norte. Su misión era llenar las redilas con un buen viaje de nopal forrajero. Aquella mañana de 1961 el sol brillaba a todo su esplendor y los tres amigos platicaban alegremente completamente espabilados; ya que a las diez de la mañana, no era una hora muy temprana para empezar una jornada de trabajo.
Enviado por rafael olivares b el Sáb, 09/12/2009 - 21:18
No es muy bonito llegar a viejo; pues lo que podría ser una virtud, también está cargado de inconvenientes. Y muchos dichos del pueblo se han dedicado a los ancianos.
Enviado por rafael olivares b el Sáb, 09/12/2009 - 21:16
1.- El vestido de la novia, así como su corona de azahares deben ser blancos porque este color representa su virginidad y pureza. En las tradiciones de los pueblos se cuentan historias de novias que por prohibición del párroco, ya no pudieron casarse con vestido blanco por haber “adelantado vísperas”. Aunque este significado fue cada vez más difícil de sostener, ha perdurado el uso del vestido y los azahares en color blanco.
2.- Ninguna de las invitadas debe vestir de blanco pues robaría algo de la felicidad que le espera a la novia.
Enviado por rafael olivares b el Sáb, 09/12/2009 - 21:15
Una de las hierbas más usadas en la medicina familiar tradicional, es el gordolobo, una planta que desde el tiempo prehispánico fue buscada para curar afecciones como la tos, ayuda así mismo a limpiar de flemas favoreciendo la expectoración, y evita la dolorosa inflamación de las mucuosas de garganta.
Enviado por rafael olivares b el Sáb, 09/12/2009 - 21:13
Hace cincuenta años, las rondas infantiles estaban en pleno uso. Por las calles los niños jugaban, danzaban y cantaban en grupos mixtos con bonitos cantos y movimientos para acompañar el juego. Generalmente, las rondas se daban por las tardes, a la caída del sol; y si los padres lo permitían, el juego seguía por la noche, después de la cena. No eran sólo algunos niños, las rondas las jugábamos todos, era la costumbre de aquellos tiempos.
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