Un jinete fantasma, ataviado en negra vestimenta, cabalga por los campos de Anáhuac, Nuevo León, sobre un corcel tan negro como la noche. Surge de La Nada para aterrorizar a los campesinos que a veces han sido físicamente atacados por este guerrero arcano cuya alma quedó perdida en tiempos y espacios de otra dimensión; pero irrumpe en nuestro mundo para llenar de pavor a quienes han tenido la mala suerte de avistarlo y, a veces, de enfrentarlo.

Desde los tiempos en que se descubrió que con el fuego se podían ablandar los alimentos, ya sea asados o en cocción, cada grupo humano tuvo necesidad de un fogón al suelo donde generalmente fue la mujer la que se encargó de preparar las comidas. Pero con la construcción de casas, el fogón al suelo desapareció por una cómoda chimenea, donde la mujer ya no tendría que sentarse o ponerse de rodillas ante el fuego. Algo más, ya la leña se vendía aligerando un poco más su trabajo.

Uno de los padecimientos que más remedios ha generado, es el dolor reumático. El hombre ha buscado y encontrado docenas de recetas que van desde rodear con un collarín de cobre la articulación adolorida, hasta untarse marihuana o peyote en alcohol.

Se dice que la superstición es una segunda religión. Las creencias se dan en todos los medios que el hombre toca: Hay supersticiones propias del desierto, de la selva, de los bosques, de las zonas áridas, de los medios de aviación, la carretera , el ferrocarril y del mar.

El mexicano acostumbra enriquecer sus explicaciones con expresiones muy comunes, que oímos en todas partes, pero que realmente no nos dicen nada... ¿Quien no ha escuchado aquello de “mientes con todos los dientes…?”